Reseña: Antes de que decidas dejarme — Victoria Vílchez

ANTES DE QUE DECIDAS DEJARME

Victoria Vílchez

Editorial: Ediciones Kiwi

Páginas: 221

Antes de que digas adiós #2

No os lo vais a creer pero este libro lo gané en un sorteo de esos que organiza Ediciones Kiwi con los puntos que vas consiguiendo con las reseñas que publicas y tal... y el caso es que en un principio no me tocó, pero debieron de hacer como una segunda ronda y cuando me dijeron que lo había conseguido no podía creérmelo porque ¡a mí nunca me toca nada! Así que oye, súper feliz, además tenía muchas ganas de leerlo porque la portada me había llamado la atención la primera vez que lo vi, a ver, tiene pinta de ser de mis libros, ¿o no? Amor, amor y amor. Me enteré de que había otro libro de la misma escritora: Antes de que digas adiós y no sabía si este era la continuación, porque no lo leí -aunque supongo que lo haré en cuanto pueda porque me ha gustado mucho-, pero no, pueden leerse independientemente, solo que los protagonistas de entonces aparecerán en este como secundarios. 

Tras acabar con una relación que más que de amor era de veneno puro, Becca decide que necesita un cambio de aires, así que se muda a Madrid para continuar sus estudios de Biología allí y descansar un poco del lugar donde todo le recuerda a su ex. Y buscando tranquilidad, al llegar al nuevo piso en el que vivirá durante ese año, se encontrará con que tendrá que compartirlo con la simpática Lucía y su primo, Jota. Quien está muy cachas y solamente puede pensar en lo guapo que es. Pero también es desagradable y arrogante, o al menos así es como se comporta con Becca desde el principio. Pero ya os lo imagináis, al final no podrán ser capaces de negar que se atraen y acabarán metiéndose en una relación para la que parece que ninguno de los dos está preparado.

Ya veis que no parece que finalmente vaya a tener mucha tranquilidad después de alejarse de sus demonios, pero la verdad es que sus compañeros de piso, con los que además compartirá trabajo en el Level, un bar al más puro estilo Coyote donde los camareros tienen que subir a la barra a bailar, la ayudarán bastante a seguir con su vida y dejar atrás el pasado. 

Vale, tengo que decirlo porque si no exploto. Me ha encantado que la amiga se llamase Lucía, ¡al fin mi nombre en algún sitio! Y encima me ha caído tan bien la chica que es mi personaje favorito con tanta alegría y comprensión, ¡qué emoción por favor! Sigo teniendo fe en que algún día una protagonista se llamará así. Algún día. 

Como ya os he dicho, los personajes trabajarán en este bar, y en parte por esto y en parte gracias a Jota, una de las cosas de esa historia que más me ha gustado ha sido la música, pues a lo largo de las páginas podremos ir siguiendo la banda sonora de nuestra bonita pareja, en la que él le va desvelando sus sentimientos en forma de canciones.

La relación entre Becca y Jota es bastante previsible, más que nada porque ya hemos visto mucho de lo mismo: al principio no se soportan pero a pesar de las personalidades chocantes de cada uno se sienten muy atraídos y finalmente salta la chispa que hace que no puedan contenerse más y se lancen a por el otro. Sí, ya lo hemos visto. Pero eso no significa que por ello no me guste. De vez en cuando me gusta disfrutar de una historia ligerita como esta (libros ensalada que los llama Laury) entre esos tochacos que me leo. Y es que ha sido muy entretenido, pues ya digo que no pueden resistirse el uno al otro, pero debido a sus respectivos pasados no serán capaces de estar tan juntos como quisieran, sobre todo lo digo por Jota, de quien no conoceremos su secreto hasta el final, donde todo se acelera y te sorprende cómo cambia todo en un momento. Entonces todo dependerá de las decisiones que tome cada uno.

Así que, ya os digo, si bien es una historia previsible, es muy refrescante y ligera y he disfrutado mucho viendo cómo los protagonistas eran capaces de superarse a sí mismos y dejar atrás sus demonios y volver a creer en la felicidad, así que si os gustan las historias de amor adolescente no os lo podéis perder.