Dramones y mazmorras #2
Traducción: Sara Bueno Carrero
Cubierta: Liz Parks
¡Buenos días de comedia romántica!
¿Me encuentro en otra de esas situaciones en las que leo antes el segundo libro que el primero? Bueno, puede que sí, aunque en mi defensa diré que estos son independientes, pero aun así me muero por leerlo también prontito.
No estoy yo metida en el mundo de Dragones y mazmorras, aunque alguna vez sí me haya pillado de refilón, y he visto/leído más de una historia que gira en torno al tema, pero este me daba muchísima curiosidad y tenía una pinta muy cuqui:
Quinn acaba de llegar a un nuevo instituto y tiene la suerte de conocer a un agradable grupo que juega a D&D, con lo que a ella le gusta. Ahora bien, se lo toman más en serio que en su anterior grupo, y es que transmiten sus partidas por streaming y tienen normas irrompibles, como la de prohibido enrollarse entre miembros. Una pena, porque desde el minuto uno saltaron las chispas entre ella y Logan, uno de los integrantes, pero mientras el pasado de Quinn amenaza con cargarse su nueva vida, ella intenta resistirse a sus sentimientos, pero ¿se puede escoger entre la lealtad y el amor?
Pues ha sido la mar de entretenido, cuqui y gracioso, no especialmente original, y tal vez bastante más juvenil/adolescente que lo que suelo leer últimamente, pero es una historia muy mona, así que eso no me ha impedido disfrutarlo un montón y devorarlo. Además, he de decir que todo el tema del D&D, las partidas y la fantasía han sabido darle un toque distinto a este romance de instituto, tan mono y sano.
Asimismo, tengo que remarcar aquí un aspecto que me ha encantado y que no suele ser demasiado relevante en este tipo de historias, y es el de la familia: la de Quinn está la mar de presente a lo largo de toda la novela, sobre todo su abuela, que es divertidísima y genial, pero todos los miembros resultan importantes, y ha sabido darle un toque tierno.
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