Reseña: Primero pide perdón — Sarah Dessen

PRIMERO PIDE PERDÓN 

SARAH DESSEN

Maeva Young
Páginas: 412
Autoconclusivo

No creo que lo sepáis, pero lo mío con Sarah Dessen es una relación un poco complicada: hace años que me topé con ella con Just Listen y me enamoré, pero luego leí dos o tres libros suyos (entre ellos Atrapa la Luna) que me decepcionaron totalmente, y ya casi la había dejado por imposible cuando el año pasado salió Dime qué significa para siempre, con el que volvió a cautivarme. 

Después de este historial, podría parecer arriesgado querer leer Primero pide perdón, pero ha merecido totalmente la pena darle una oportunidad. 

Peyton siempre fue quien atraía todas las miradas, pero después de unos años en los que su comportamiento no hace más que empeorar, acabará entrando en prisión. Sydney, su hermana, es incapaz de comprender que después de lo que ha hecho, sus padres aún sigan preocupándose tanto por él, incluso disculpándolo, cuando a ella le está costando tanto vivir con esa culpa, aunque no fuera ella la responsable. Por eso, acabará refugiándose en los Chatham, una familia que la acoge y la ayuda a sentirse feliz de nuevo. 

No me gusta leer sinopsis, así que me sorprendió bastante encontrarme con ese panorama: el hermano entrando en la cárcel, un amigo de él -bastante perturbador, por cierto- siempre rondando cerca de Sydney y de sus padres, los padres que no quieren darse cuenta de lo que su hijo ha hecho mal... y por encima de todo, el sufrimiento de Sydney, la protagonista, que siente que ya que nadie parece querer cargar con lo que su hermano ha hecho, lleva la culpa sobre los hombros sin que sus padres se den cuenta. 

A pesar de que no deja de ser una historia muy sencilla, como todas las de Sarah Dessen, tiene una capacidad increíble de transmitir cómo se sienten los personajes, y me ha gustado mucho cómo ha plasmado todo este conflicto familiar, así como la amistad que Sydney encuentra en los Chatham, una familia verdaderamente adorable a la que es muy difícil no coger cariño. 

Y no voy a negar que tenía mis dudas con esta historia, y aunque alrededor de la mitad del libro ha habido una parte que se me ha hecho algo pesada, en general ha sido adictivo: desde las primeras páginas hasta las últimas no fui capaz de pausar la lectura: ha sido una historia dulce, tierna, que presenta la importancia de la amistad y lo mucho que necesitamos el apoyo de la familia, aunque no nos demos cuenta. Además, también ha habido algunos detalles bastante perturbadores, sobre todo relacionados con cierto personaje... 

Resumiendo, es un libro que recomiendo totalmente: la autora ha conseguido plasmar perfectamente los sentimientos de Sydney, la culpa, el amor, el miedo... y es una preciosa historia sobre la importancia de la familia y la amistad.