El año pasado disfruté muchísimo de El orgullo del Dragón, la primera parte de esta bilogía, porque Iria y Selene siempre me dejan maravillada, y porque contaba con una ambientación steampunk la mar de atractiva, y una historia llena de giros, acción, y personajes a los que todos queríamos adoptar.
Utilizando como excusa el supuesto asesinato de uno de los suyos, Viria declara la guerra a Gineyka, dispuesto a conquistarla; sin embargo, se encuentra un ejército preparado, también dispuesto a vengarse, y el conflicto arrasa ambos mundos. En Gineyka, se encuentran Via y Neith, soldados contra su voluntad, e Irati, que lucha por la memoria de su amiga; por su parte, Saroi necesita huir de la mansión vicepresidencial... y de la vida que se ha visto obligado a vivir. En Viria, por su parte, Arabella desea escapar del convento en el que ha sido encerrada... al igual que Aurora, que se enfrenta cada día a la Muerte, quien ronda a todos los habitantes de ambos países, y se prepara para todo el trabajo que se le viene encima.
Lo primero que he de decir: que aparezca la Muerte como personaje me ha parecido absolutamente brutal y brillante, o sea, es turbio y oscuro, sí, pero *wow*.
En cuanto al resto... ¡vaya! Es cierto que si tengo que elegir entre mis favoritos de los libros de Seliria, seguramente no escogería esta bilogía, pero eso no quita para que sea igualmente fascinante, con unos personajes geniales y un drama súper tocho; encima, en esta ocasión, me ha flipado cómo estaban perfilados ambos países, tan opuestos, uno con la supremacía de la mujer, y el otro, del hombre, ambos gobiernos diferentes pero igualmente autoritarios e intolerantes, y aunque no me suele gustar demasiado cuando encuentro política en las novelas, en esta me ha parecido sumamente interesante.
Es cierto que, al tratarse de una guerra, esperaba encontrar mucha más acción, y lo cierto es que más allá de algunos capítulos sueltos, no vamos a hallar demasiada, sino que la trama se centra más en las historias de los personajes, a lo que tienen que enfrentarse en cada uno de los países, cómo les afecta el régimen, y cómo se enfrentan (o no) a él. De todas formas, resulta de lo más emocionante ver cómo evolucionan, aprenden, y se descubren a sí mismos, cómo se ponen en riesgo, sufren...
Si tengo que compararla con El orgullo del dragón, creo que diría que esta segunda parte es incluso más intensa, con más drama y partes más impactantes, y eso por no hablar de todo el sufrimiento que transmite, la lucha por sobrevivir, por salvar a los seres queridos, y, claro, ¡la revolución! Ojito con los últimos capítulos, porque son canelita en rama, y se me ponía la piel de gallina.
En definitiva, La venganza del Unicornio ha sido una segunda parte que ha sabido cerrar magníficamente esta historia: emocionante, adictivo, conmovedor e intenso, con unos personajes que se llevan un pedazo de ti, y una situación política que te atrapa por completo.